Vengo, desde el poco tiempo que llevo con esta página cibernética de la Federación. conociendo personajes y sabiendo de ellos, interesándome siempre por la aportación hecha, en algunos casos mucha y en otros no tanto, a la fiesta de toros bien en el contenido o por el contrario en el continente. Uno de los personajes más singulares, conocedores del mundo taurino y que además es experto en la ciencia veterinaria, es Luis Alonso Hernández, un hombre con el que me une una buena amistad pese a alimentarla a través de los medios electrónicos y desde la distancia, contrariamente a como debe ser el cultivo de una relación humana.
De Luis Alonso Hernández, un hombre cabal que ahora vive sus años de madurez total por tierras gaditanas de Tarifa, muy cerca donde ahora mismo hay un conflicto que puede llegar a ser de órdago si priman los cojones frente a las negociaciones, me refiero al campo de Gibraltar, de Luis, digo, mucho se puede hablar de la aportación hecha para la fiesta con sabiduría, entrega, esfuerzo y lealtad de un hombre como él entregado de principio a fin a la causa de la Tauromaquia. Tiene un blog abierto que se llama «Toros en tarifa» y en él escribe crónicas de los festejos a donde acude completas, amplias, generosas como es él, contando lo que ve, los errores y aciertos y analizando de pe a pa el comportamiento del ganado lidiado, por entender, pues siempre lo ha considerado así, que los toros y su bravura son el pilar fundamental de la fiesta.
La Diputación de Valladolid le promocionó en edición un libro titulado «De pronóstico reservado» , releído en varias ocasiones, pues en él se condensan muchos de los aspectos que sangran, que engrandecen, que hunden y que acaban con la fiesta de toros, abriendo el camino de la verdad, del análisis riguroso y del comportamiento caballeresco para mejorar, especialmente ante situaciones más que comprometidas. En fin, Luis Alonso, veterinario y soldado de España por la gracia de Dios, sigue deleitando con su pluma a los lectores del blog citado y además se ha puesto delante de la erala con capote y muleta. En conclusión sabe de qué habla cuando lo hace así.
El recuerdo grato con que la figura de Luis está entre estas tierras de Valladolid pervive y máxime habiendo ambos compartido mesa de enseñanza y explicaciones para los alumnos del denominado Colegio de lanceros del Toro de la Vega de Tordesillas hace algunos años, con susto incluido cuando al bueno de Luis le entró un sofoco de órdago, sufriendo un vahído que nos asustó, tras ponerse malito en la misma mesa compartida del acto de clausura.
La reses de la ganadería madre de Carlos Núñez recibieron el control veterinario y la asistencia imprescindible durante varios años, logrando que ese encaste en estos momentos tenga la importancia que ahora mismo obtiene entre las tablas de bravura que se consideran. Porque Luis hizo su trabajo a conciencia, como coronel de regimiento, de aquellas reses de Cádiz.
Ahora que llega San Roque y las fiestas de toros por nuestros pueblos y ciudades con el colofón de la Feria taurina en la capital vallisoletana, bueno es recordar a este hombre campechano, amable, investigador y profesional que tiene al mundo de los toros por una de sus mayores debilidades gracias a la fotografía y al personaje que acompaña, Don Emilio Casares, pozo de sabiduría, que tantos datos, libros, cartelería y objetos taurinos recuperó hasta que llegó a ser el origen del Museo taurino de Valladolid.
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