No se llenó la ducal de Alba de Tormes más que en tres cuartos del aforo para presenciar el mano a mano entre el salmantino Alejandro Marcos y el toledano Tomás Rufo ante un encierro de Domingo Hernández, «Garcigrande», justo de presentación y terciado de caja pero bien engordado de culata y de dispar comportamiento, en especial el 1º, 5º y 6º del hierro de Alaraz. Me gustaron el 3º y 4º de Garcigrande los únicos que empujaron con fuerza al caballo del picador. El tercero de la tarde de nombre «chismoso» resultó ser el toro mejor del encierro, al que se solicitó el indulto por una minoría y que con buen criterio la presidencia no concedió, premiándolo con el pañuelo azul. Y el 4º bravo y encastado al que Rufo le instrumentó una faena airosa, brindada al respetable, muy entregada y poderosa, con unas trincherillas de cartel, desorejándole por partida doble.
Todos los toros recibieron una sola vara y salvo el largo castigo al brusco y exigente lidiado en sexto lugar y que cerraba el festejo, estos toros tienen un dechado de nobleza y entrega en la muleta que parece como si les hubieran amaestrado para ello. Tal vez por eso fueron aplaudidos en el arrastre.
Y vamos a la corrida del mano a mano que contó con el sobresaliente Álvaro de la Calle, al que reclamaron saliera a saludar gritando su nombre desde el tendido y que estuvo siempre colocado y en el sitio cortando en banderillas a los compañeros. Serían los tres toreros quienes recibieron el aplauso de la concurrencia al romperse el paseíllo, tras la interpretación del Himno Nacional interpretado por la Banda de Música de Alba de Tormes.
Tres toros para cada torero y, si de balance se trata, Tomás Rufo resultó ganador por peludas cortadas y también porque hizo el mejor toreo que se ha visto en una buena tarde en Alba de Tormes. Suficiente de suficiencia, no de simple nota, el toledano al que vieron sus paisanos pues un equipo de Castilla la Mancha Televisión retransmitió la corrida. Tomás Rufo tiene un estilo, un no sé qué que parece un qué sé yo de temple, poder y colocación. Está señalado y llamado para la esperanza joven de la torería actual.
Igual que Alejandro Marcos, valiente y decidido ante el 3º al que instrumentó una faena empezada rodillas en tierra como un Cristo del perdón y haciéndole pasar al toro alrededor de su cuerpo humillado, produciéndose el mayor estallido de ovación en los tendidos de la plaza cuando terminó con un desplante ante el burel. Después con ambas manos, series entregadas, en derechura, armónicas y poderosas que produjeron la aparición de pañuelos y voces que pedían el indulto del toro, un buen toro pero nunca merecedor del indulto, pues se dolió en banderillas cuando le colocaron los palitroques adornados con los papeluchos de colores representando la bandera de la Fuente de San Esteban, rojo y verde.
Alejandro Marcos descendió en calidad con los aceros para despachar sus tres toros, incluso en este tercero de la tarde pese a precisar tres golpes de descabello tras la estocada trasera, le garantizaron la salida por la puerta grande, al entregarle el palco dos orejas de su enemigo.
En fin. Una entretenida y gustosa corrida de toros de un mano a mano, que se llevó de calle un chaval de Toledo en estado de gracia y pellizco pleno de torería. Y lo acompañó a hombros Alejandro Marcos, valeroso y decidido a seguir en esta vocación de esfuerzo, trabajo e intrepidez.
FICHA DE LA CORRIDA
Alba de Tormes. Corrida de toros de la ganadería de Garcigrande, terciados, nobles en general. Tres cuartos de entrada.
Alejandro Marcos, aplausos, dos orejas y aplausos.
Tomás Rufo, oreja, dos orejas y oreja.
FOTOS: FERMÍN RODRÍGUEZ
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