Ya está en marcha la nueva temporada, con vaivenes y aplazamientos, caídas y levantadas como si de un paso de procesión se tratara llevado sobre los hombros doloridos del protagonista. El torero ha vuelto a su actividad, reinicia la vocación grandiosa a la que dedica vida, ganas y esfuerzo, Ha sido precisa una adaptación, sin ninguna duda, a las nuevas normas no ya de estilo, sino de ir desgranando la profesión en los festejos programados y puestos en el escaparate para que los artistas los pinten, los músicos los canten, las mujeres los quieran y los hombres los envidien, algo así como dijo Juncal en aquella serie que los taurinos solemos ver con agrado, una y otra vez.
Hoy en este comentario sincero y apoyo de su entrega dedicada he traído dos dibujos de un pintor vallisoletano que estuvo en su juventud en aquella pomada del mundo taurino con su padre y su familia llevando plazas, dando ferias y apoyando toreros con decisión y sinceridad. Él es Miguel Ángel SORIA, el amable y distinguido personaje vallisoletano que sabe dar vida en un papel la imagen del torero cuando tiene que volver a empezar, a echar a andar con ese brindis categórico tras pedir permiso a la autoridad.
La figura eterna de Manolete es la que he podido rescatar de entre su variada obra y apoyarla con este comentario deseoso de animar, alentar y reconocer la labor de todos los toreros, los grandes y los pequeños, los famosos y los casi desconocidos pero que a todos les explotan las costuras de sus trajes cuando se enfrentan a un toro bravo con una muleta en las manos, sobreponiéndose al miedo y a la verdad de la vida y la muerte.
Comienza una temporada de esperanza, otra vez, tras el largo paréntesis de la miseria y la enfermedad volátil y virulenta que ha traído a todos a mal traer, que ha roto cauces y costumbres, ha matado a muchos seres humanos y ha dejado el rastro de lágrimas y llanto en familias enteras.
¡Toreros!. Es vuestra hora, Hay que volver a empezar. ¡Mucho ánimo!.
DIBUJOS: MIGUEL ÁNGEL SORIA.
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