A la abrigada de la Iglesia de San Cristóbal de Marzales y en la misma plaza mayor ha sido ejercida una función taurina con carácter didáctico para chicos y grandes, con motivo de las fiestas patronales en honor de San Gregorio, entre otras actividades lúdicas y de entretenimiento para solaz de sus vecinos.
Bien es verdad que el pueblecito en cuestión donde conviven una escasa centena de habitantes además de tener una romería singular que dedican a la Virgen del Villar cuando mayo empieza a florecer en colores y primavera, dedica una jornada a la promoción de los toros. Y como el Consistorio que preside José Luis Rico aún no tiene fondos económicos para correr toros por sus calles, no obstante y por no perder el significado tan arraigado en los pueblos de una fiesta taurina, los corre en forma de carretones, esos trampantojos genéricos, sustitutivos del fetén, gracias a la colaboración que les presta una sociedad tordesillana vecina como es la del patronato del Toro de la Vega. Y a juzgar por el desarrollo del festejo, las risas, el jolgorio, la alegría inundan la calle porque prácticamente todo el pueblo se da cita en el improvisado ruedo para correr los toros de cartón. Incluso hacen un canto al Santo, a imitación del sanferminero, pidiendo protección en el encierro que está a punto de empezar, mientras las abuelas se sientan a la sombra del porche de la iglesia y animan, gritan y aplauden a los torerillos de fortuna.


A la señal del corregidor y tomadas las debidas precauciones corren los toros locos por uno y otro lado, haciendo reír, correr, caer y entretener a los aficionados. Después los niños y niñas que son pocos cuantos aún perviven en el pueblo posan sonrientes y satisfechos tras los lances de fortuna ejecutados.
Es otra forma de dar a promocionar la Tauromaquia popular en aquellas localidades donde aún no pueden llegar los auténticos bureles bravos por aquello de la falta de economía. No obstante, todos aprenden la lección, sugestiva y amena, que hace henchir el corazón y disfrutar en amor y compañía de una jornada de toros.
Fotos: José Carpita.
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