Que las bandas de música amenicen el espectáculo de los toros es algo innato e íntimamente unido con la fiesta. La interpretación de pasodobles toreros, esa atrayente, alegre y emocionante armonía de notas dispuestas en el pentagrama para animar la faena del torero en una plaza, es uno de los aspectos que llevan a hacer sentir agradablemente cualquiera de las muchas jornadas toreras y suponen en sus creadores, compositores y músicos una realidad más que sirve para reencontrar la emoción y la belleza.
Cientos, miles de composiciones toreras orlan la historia de la Tauromaquia. Profesionales de altísimo rango y consideración, hombres que han sabido escribir bellísimas páginas lanzadas al aire de una tarde de toros, han estado siempre dispuestos a llevar a los demás unos sones gratificantes, señeros, limpios y plenos de armonía a tantos y tantos espectadores que también se emocionan cuando captan en sus oídos los mismos.
Desde que el emocional «gato montés» de Manuel Penella o el sin par «España gitana» conocido como «España cañí» de Pacual Marquina, hasta los últimos que ahora mismo y más cerca de nosotros acaban de ser compuestos por Eugenio Gómez García, discípulo de José Tordera y Francisco Florido, los pasodobles toreros resuenan desde el tendido donde la Banda de música se asienta para seguir el espectáculo. No me olvido por ejemplo del Director de la Banda de Música de las Ventas de Madrid Lorenzo Gallego Castuera a quien conocí personalmente una tarde de corrida en que la empresa Taurodelta, muy amablemente nos colocó a mi amigo el empresario taurino Luis Miguel Rodríguez y a mí en el palco justo al lado de la compañía musical y en una de las pausas de la corrida, pues en Madrid la banda no ameniza las faenas de los diestros desde el 24 de mayo de 1939 en la que se llamó «Corrida de la Victoria», le pedí que tocara el pasodoble «Amparito Roca» por los recuerdos que nos trae a todos los tordesillanos, ya que era el que interpretaba la banda municipal cuando hacía el despeje. Castuera, amablemente, correspondió a mi petición más porque estaba incluido en el programa de esa tarde que por otra cosa. Lo cierto es que fue muy emocionante escuchar brevemente aquellos sones en la plaza más importante del orbe taurino mundial.
En fin, la importancia de una buena banda de música en la fiesta de toros es imprescindible por lo que trae al público y en este homenaje a todos los directores de ellas, compositores de pasodobles y maestros o aspirantes músicos, los aficionados debemos estar muy, pero que muy orgullosos de su labor.
Fotos: José Fermín Rodríguez
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