Mañana por la noche es el Toro jubilo de Medinaceli y por la tarde el toro de San Martín en Traspinedo. Ambos festejos concitan la atención de muchos aficionados al toreo popular, al de la calle, al de la chaqueta y talanquera. Por eso el recuerdo de estas palabras en homenaje a MEDINACELI y su toro de fuego, el jubilo que produce júbilo.
Visto el abuso represivo de Medinaceli, la torería montaba en cólera. ¿Tiempo de unidad?. Sí, tiempo de unidad, que como no podía ser menos trataba de boicotear el sabihondo pescaíto de turno. Esta vez no fue Dragó, o Reverte u otros pescaítos literatos,sino Vicente (creo) Zabala de la Serna, crítico taurino de El Mundo, hablando por lo que había visto en la televisión (Dios mío!):
“…habría que trazar una frontera para evitar que se relacione el toreo con el Toro de la Vega o el Toro de Fuego …A quienes amamos el toro bravo … , ver en la televisión las imágenes de ese toro incendiado, empapado en cera ardiente bajo las bolas del infierno, nos repugna ..”
Y concluye muy serio tras llorar la crisis de la montera-:
“Convendría iniciarse en un posicionamiento definido ante ciertos y abominables festejos populares tan lejanos al arte del toreo y su regulación”.
La liviandad es hija de la soberbia y ésta de la ignorancia, la mala crianza y poca cristiandad, por eso se ha recomendado siempre al hidalgo castellano usar de la gravedad, lo que Zabala no hace. Peca de liviano hablando de lo que ignora y trafullando lo que sabe. ¿Quiere trazar fronteras, quiere posicionarse?. Que no se moleste, ya están architrazadas y archiposicionadas: Los pescaítos son enemigo, tan enemigo como los bestialistas y por eso no pasa nada, pero por lo menos infórmese, decir todo un pontífice de la información eso del “toro incendiado, empapado en cera ardiente” es melonada –aparte de mentira- porque a los diez minutos se embarcó a Islero tan tranquilamente y pasado mañana sale parar ser corrido en otra función de fuego. Este Islero sí que es un profesional!.
Para no ser negativos le daremos la razón en una cosa, los “festejos populares” -como llama a nuestras ceremonias- están en las antípodas del arte del toreo fino, porque a las talanqueras no vamos a divertirnos, sino a resetearnos; no vamos a holgar, sino a encontrarnos; no vamos a ver a las amistades, sino a cumplir la milenaria obligación de reunirnos el grupo cultural que tiene como raíz correr los toros; no nos arreglamos ni nos perfumamos, que al combate se va en mono; no tenemos protocolos versallescos, sino fuero y fazañas .. vamos, que nada tenemos que ver con el toreo de la pescadería, aunque sí con el toreo talibán donde la voz arte toma su sentido humanista pleno, puramente prometeico.
En estos días de difuntos unos comemos oblada y echamos un cigarro al pie del sepulcro de nuestros mayores porque nos consideramos eslabón de cadena, nada más; otros celebran Halloween porque es más progresista; nada censuramos, nada queremos prohibir, pero por el amor de Dios. ¡No me obligue a disfrazarme de esqueleto!.
Unos vamos a las talanqueras buscando bienes inmateriales; otros a la corrida buscando placer estético. Allá cada uno, pero el señor Zabala pierde el tiempo en echar cortinas de humo ante los bestialistas y resto de modernos queriendo hacerles ver que la pescadería no es la Vega tordesillana o la plaza medinense; ellos lo saben y no le van a hacer el menor caso; nosotros lo sabemos y tampoco vamos a hacérselo; hoy la movida sucede en coordenadas donde las pescadería no pinta nada ,porque en la movida son necesarias fe ciega, disciplina … y combatividad (sensu stricto); por eso somos objetivo capital; saben que el día que se rindan las mesnadas tordesillanas o medinenses (cosa poco probable a la vista del relevo generacional) se merendarán la pescadería en un santiamén. Mal lo tienen, sr. Zabala.
Quiera Dios que la luz de Medinaceli ilumine las cajas de pescado mojado, salpresado, truchuela y cecial para que vuelva a casa la hija pendona monterada, renegadora del padre, triste y sola como Fonseca, Celestina deslenguada y perdida entre falsas galas.»
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