Gran triunfo de los caballeros y dama rejoneadores esta tarde en Rioseco en un festejo homenaje a la memoria de don Ángel Peralta, pues se han llevado en el esportón once orejas y tres rabos compartiendo alegría, vistosidad y clase en el bello arte del rejoneo ante novillos de El Canario, tres, y de El capea, otros tres, todos ellos aplaudidos en el arrastre.
El más veterano Fermín Bohórquez que le cupo abrir plaza fue el único de la media docena de jinetes que cortó una oreja a su primero, el novillo más escurrido de los seis que se han lidiado y que salió del toril embarrado como una croqueta rebozada. Pablo Hermoso de Mendoza, dos orejas. Andy Cartagena, dos orejas y rabo. Joao Ribeiro Telles, dos orejas, Lea Vicens, dos orejas y rabo y cerrando festejo, Guillermo Hermoso, dos y rabo.
Con una entrada de tres cuartos de plaza, vacío el tendido de la solana pues arreaba «manolo» de lo lindo y no había aficionado que aguantara el antifonario en las piedras calcinadas por el fuego solar y lleno hasta la bandera la zona de sombra y sol y sombra se guardó un minuto de silencio tras el paseíllo de los centauros a quienes precedía un nieto de Don Rafael Peralta ataviado con chaquetilla de época y sombrero calañés llevando del ramal uno de los mejores caballos de su abuelo. Después la ovación estruendosa del respetable se hizo patente por largo tiempo, hasta el punto que la megafonía se quedó entrecortada y dejó paso a la entrega por parte del alcalde de un obsequio a los seis participantes. El nieto de Don Ángel Peralta dio las gracias al público recitando un precioso poema de su abuelo, el centauro de la marisma… y de Rioseco, cuya localidad llevó a gala siempre en su misma vida desde que empezó con la ayuda a las monjas del asilo de ancianos de la Ciudad de los Almirantes a cuyo beneficio iba destinado siempre el festejo de San Juan. Hoy, ya desaparecido aquel recinto de acogida y emigradas las monjas a otro cenobio, el tributo benéfico iba destinado a la fundación aladino, benéfica y asistencial, de la localidad.
Tuve la fortuna de presenciar el festejo acompañado por José Perrote, el padre del rejoneador Sergio Domínguez y el apoderado de Andy Cartagena en el palco que nos había preparado la empresa organizadora de Julián Alonso a la Prensa. Y como Perrote además entiende de caballos, las instrucciones y los comentarios de los citados, además de compartir a partir de la mitad del festejo una gustosa y provechosa merienda con que nos obsequió la cuadrilla de amigos de Perrote, aquello fue como la seda. Así que nos hemos apuntado para volver.
Y vamos con el resumen sacado de la corrida que se nos va el tiempo en disquisiciones circunstanciales.
Fermín Bohórquez cortó una oreja al novillo que abrió plaza, terciado y noble, pedida por un cariñoso público.
Pablo Hermoso se lució en el recibo con el de Capea y anduvo muy templado, en maestro. Mató de rejonazo trasero y caído. Tomó la muleta y el descabello y echando pie a tierra intentó acabar con el animal. La cuadrilla muy pedigüeña y con una actitud indecorosa pues uno de sus subalternos pisó el rabo al torete para que no se levantara, aunque el animal consiguió zafarse del ventajista y recriminable pisotón y se puso en pie. Dobló por fin el animal y los pañuelos pidieron las orejas para el estellés que le fueron concedidas por un palco generoso y amable.
Espectacular Andy Cartagena en el suyo, encandilando al público con las cabriolas montando un caballo albino precioso y poniéndole de manos largamente. Mostró raza y ganas de torero a caballo. Clavó espectacularmente y las dos orejas y el rabo paseó sonriente el gran jinete alicantino.
El portugués Joao Ribeiro Tellez toreó fenomenalmente, con temple y justeza en el embroque. Clavó banderillas a una mano con el quiebro preciso de su cabalgadura. Muy aplaudido y con una gran virtud en el rejoneo: La pureza y la majeza unidas en sus evoluciones. Falló con el rejón de muerte, pinchando arriba, pero tras lograr el entero, recibió dos orejas pòr su soberbia actuación empañada por el rejón de muerte. Pero es que todo no puede salir perfecto.
Lea Vicens, gran oficio aprendido y logrado. Templó a una mano y colocó banderillas con gusto. Consintió al novillo quebrándole en un palmo de manera brillante. Un rejonazo de muerte y las dos orejas y rabo para la simpática amazona francesa de Peralta.
Y cerró Guillermo, el hijo de Pablo Hermoso con un rejoneo clásico, entregado, brillante. Tras despachar al burel recibió las dos orejas y el rabo pedidas por el público.
En resumen, un entretenido festival a caballo donde no faltó el sorteo de un jamón que recayó en el número 4614 ni el postre de dulce de Cubero traído por Perrote en unos abisinios y pasteles de chuparse los dedos para envidia de mi amigo Santos García Catalán que anduvo por otro sitio. Eso que se perdió.
GALERÍA GRÁFICA: IVÁN PACHO
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