Se celebró el último festejo de la Feria y fiestas de Tordesillas en la modalidad de festival taurino con la presencia de cinco toreros, cada uno en su forma de entender el arte de torear, muy interesante, entretenido y pleno de matices. Tiempo soleado, con viento en calma, espléndido para la práctica del toreo.
Uno de ellos, el de la superación de las dificultades: En un momento de la lidia y al entrar a matar, Juanito se cortó la mano y, dolorido, tapándose la cortadura con una toalla, despachó al novillo del Puerto de San Lorenzo con decisión y entrega.
Otro, el de la unidad humilde y solidaria entre cuantos dedican su vida a esta profesión dura y complicada, mostrada por Joselillo, el torero de Valladolid, que vio cómo su novillo era levantado por un compañero al no acertar con la puntilla y pasó demasiado tiempo hasta que acabó con el burel. Lo mismo se diga del salmantino Álvaro de la Calle, diestros que no prueban las mieles de la contratación pero que siguen preparando sus cuerpos y sus modos de un arte de torear que atesoran con fe.
Un tercero, el de la gracia, estética y la decisión torera, puesto en el albero por David Mora, un diestro castigado por las cornadas, que sin embargo dio en Tordesillas un recital de colocación y manejo de la franela.
Y he querido dejar para el final en estas pinceladas del festival tordesillano, la impronta dejada por el novillero Diego García, el más joven de cuantos intervinieron, pero no por ello estuvo detrás de sus compañeros en ningún momento. Pese a que el novillo, último de la tarde de El Puerto de San Lorenzo, fue demasiado flojo de remos y fuerza escasa aunque noble, Diego García pudo mostrar su gracia torera, su saber y su decisión con entrega, fortaleza y poderío más propio de avezados y consagrados diestros. Y rematada su faena con una estocada hasta los gavilanes en todo el hoyo de las agujas. Un volapié antológico, ya de por sí solo merecedor de una oreja.
El festival tordesillano dejó momentos más que importantes en su albero dorado con la guinda de un «mitinero», castaño y bragado de la Ventana del Puerto, al que merecidamente por su bravura y codicia se le premió con el pañuelo azul. También Lorenzo Fraile, presente en el festejo, sonrió emocionado ese momento.
FICHA DEL FESTEJO:
Festival en Tordesillas. Tres cuartos de entrada.
Novillos de El Puerto de San Lorenzo y la Ventana del Puerto, bravos y encastados, uno de ellos «mitinero» premiado con el pañuelo azul.
Álvaro de la Calle, vuelta al ruedo.
David Mora, dos orejas.
Joselillo, una oreja.
Juanito, dos orejas.
Diego García, dos orejas.
Fotos: NATALIA CALVO
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