Ya están aquí las fechas de las últimas localidades vallisoletanas que celebran a sus Patronas y Patrones con la ansiedad, la animación y la espectacularidad que las circunstancias lo permiten, pero siempre con la lidia de toros y novillos que sirven para el deleite de la afición.
Tres pueblos de la provincia despliegan en unas horas su abanico festivo: Se trata de Castronuño en la ribera del Duero; Olmedo, la ciudad del Caballero y Mojados, a orillas del río Cega. San Miguel es el patrono de las dos primeras y Nuestra Señora del Rosario la mojadense.
Para la ocasión toros y novillos de ganaderías prestigiosas como Raso Portillo, Adelaida Rodríguez, Hermanos Caminero, José Luis Mayoral, Sayalero y Bandrés, La Campana… correrán por las calles y plazas dando la vistosidad que tienen los encierros de por aquí.
Curiosamente las tres localidades programan sus fiestas en alguna coincidencia, lo que hará que el personal aficionado tenga que repartirse en uno u otro festejo, ya que aún no se ha inventado el don de la ubicuidad para estar a la vez personalmente en varios lugares.
El Arcángel San Miguel, quien con espada flamígera arroja a los infiernos al soberbio y cornudo Luzbel y se constituye en la pieza clave de los ejércitos celestiales, es el patrón de Olmedo y de Castronuño y, empuñando su estoque trae a la memoria los matadores de toros que deben dominar y acabar con el toro en la plaza. Que San Miguel, el arcángel torero, pues hubo de enfrentarse al cornudo Satanás, el peor toro de los infiernos, bendiga a estos pueblos y a sus gentes.
Y de Mojados, la Virgen del Rosario. Aunque la patria de los Luguillano sea la Virgen de Luguillas cuya efigie se venera en su ermita por todo el pueblo de Mojados con religiosidad, animación y simpatía, también en su memoria han de correrse toros. Ya se sabe que la lidia de toros es, como decían las viejas crónicas municipales, «función a todos gustosa».
El esfuerzo y trabajo de los Ayuntamientos y de las empresas encargadas de organizar y programar estas fiestas anuales tiene que dar su fruto. A nosotros nos toca acudir, participar, verlo y contarlo. Por lo demás, respetar siempre al toro y asegurar la integridad de todos para que ningún percance dañino empañe la alegría de unas buenas fiestas.
Mojados, Castronuño y Olmedo abren sus puertas y son cita obligada para el aficionado taurino.
Foto: Genoveva Hernández
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