Un rato agradable y entretenido pasamos cuantos fuimos a Íscar a presenciar el festival taurino a beneficio del Asilo de Santa María en la Villa pinariega. Una labor pía y social, de ayuda al necesitado y cuyos beneficios fueron destinados a este establecimiento iscariense. Incluso Manuel Díaz el Cordobés, en un gesto que le honra, brindó su segundo toro a la concurrencia de ancianos que estaban sentados en sus sillas en el tendido preferente de la plaza. El tiempo, amenazando lluvia y sin sol ni moscas no impidió de ninguna manera que la cubierta, el cierre, la techumbre que corona las dependencias del bellísimo y acogedor coso taurino de Íscar sirviera de refugio seguro a los lidiadores, pues ni una gota de agua cayó al interior de la plaza. Un sistema hidráulico hace que los componentes de metacrilato cierren perfectamente en una claraboya excepcional e impidan que pase ni frío, ni lluvia, ni viento. De la inversión nos dicen que ha rondado los dos millones y medio de euros, pero que se dan por bien empleados toda vez que pueden realizarse espectáculos de todo tipo en el interior de la plaza, sin riesgo a la suspensión por causas climatológicas.
Pero vamos a lo nuestro que es comentar la corrida, en este caso festival con picadores, que servía de marco para la inauguración de esa obra y destinar los beneficios a la residencia de ancianos de Santa María de los Mártires, que ese es el nombre completo del establecimiento y cuya organización ha corrido a cargo del empresario taurino, adjudicatario de la plaza iscariense, José Jesús Cañas, con la colaboración municipal del ayuntamiento que preside Alejandro García. A ambos pudimos saludar y estrechar su mano, deseándoles los mejores éxitos artísticos y económicos en la labor en la que se han embarcado. A bote pronto si tuviera que destacar algo del festival, sin duda la brega y los tres pares de banderillas que ha puesto el chano a las reses de Salvador Domecq y al novillo toro de Simón Caminero, un difícil ejemplar que se rajó nada más ser picado, aculándose en las tablas y yéndose a la puerta de toriles en donde el novillero cuellerano Javier Herrero, valiente, esforzado, estoico y animoso dio cuenta del mismo con una buena estocada. Y eso que el novillo era un ejemplar, de salida, bonito, colorado, con cara y bien conformado, superior en presencia a varios de los lidiados anteriormente, pero que resultó imposible para el novillero, pese a su voluntad y ganas. Herrero es un muchacho que se encuentra templado y valeroso y lo que es más importante, plantando cara a las dificultades.
Manuel Díaz, el Cordobés, encandiló al público en su primero con los saltos de la rana y esas cosas que hace para calentar el ambiente. Su sonrisa, su cabello rubio y sus andares en la cara del toro son de reconocer, pero torear lo que se dice torear, toreó poco. Sin embargo, dos estoconazos logrados a volapié le hicieron acreedor a las dos orejas de ambos enemigos. Francisco Rivera, una faena aseada a su primero que cantó la gallina, yéndose a toriles y allí lo finiquitó de un buen espadazo, siendo premiado con una oreja de la res que paseó por el anillo entre los aplausos del respetable que sonaban, tal como la banda de música, con una sonoridad espectacular y el saludo tras acabar con el quinto al que puso banderillas el diestro.
Y por último, Leandro Marcos, nuestro Leandro, tipo y hechuras de torero hasta en las canillas de sus piernas, en quien tenemos puestas las esperanzas del paisanaje y del afecto desde hace tiempo, pero que no acaba de coger la espada ni el sitio para matar los toros. Tiene un defecto que ya va siendo preocupante: No estira el brazo, se sale de la suerte y no acaba de matar certeramente, lo que produce en ocasiones la fea acción de que el estoque haga guardia en las carnes del animal. Así sucedió en el sexto de la tarde, el mejor torete del encierro, al que toreó con belleza y asiento.En el primero de su lote destapó el tarro de sus esencias en dos series, estirando y meciéndose como un junco y acompasando la embestida del de Salvador Domecq, pero… lo tapó enseguida y así nos quedamos compuestos y ayunos de lindeza y hermosura.
En fin, una tarde entretenida, más que otra cosa, pero que sirvió para abrir la temporada en la provincia de Valladolid y además colaborando en una empresa social, humana y de bien común. Y ello gracias a SUERTE NATURAL y al AYUNTAMIENTO DE ÍSCAR.
Para el recuerdo aquí queda la ficha de la corrida:
Íscar 17 de abril de 2010.-Inauguración de la cubierta de la plaza. Festival a beneficio de la Residencia de Ancianos Santa María de los Mártires. Casi tres cuartos holgados de plaza. Utreros de Salvador Domecq, flojos, y uno de Simón Caminero, mansote y aculado en tablas. El Cordobés, dos orejas en ambos. Rivera Ordóñez, oreja y silencio. Leandro, oreja y saludos. El novillero Javier Herrero, saludos en el que cerró plaza. Vicente Yangüez «El Chano» puso tres formidables pares de banderillas, con estilo, poderío, y colocación.
Fotos: Jesús López
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