Y merecidamente, sin duda alguna. Miguel Ángel Perera ha obsequiado hoy a la media plaza que se dio cita para presenciar el quinto festejo de la feria, cuarta corrida de las ordinarias, con dos faenas sin inmutarse, clavando las zapatillas al suelo y haciendo girar al toro alrededor de su talle, alto y espigado, con prodigiosa serenidad, sin enmendarse. Y si como gritó un niño en el último de la tarde cuando intentaba cuadrar al «decorador» que cerraba la corrida un ¡olé! que supo a gloria a cuantos le oímos y más, si cabe, al diestro de Puebla del prior, la faena acabó con la oreja en su esportón y una fuerte petición de la segunda, que no fue concedida por el Presidente Félix Feliz, recibiendo los silbidos del respetable.
Miguel Ángel Perera sacó con la muleta un repertorio de pases hechos y dados en un palmo de terreno al «almendrito» de Hermanos García Jiménez, sobrero de la corrida que salió en sustitución del inválido «sosito» devuelto al corral, emocionantes, al dejarse rozar los muslos por la pala del pitón y enjaretándole al animal el pase dándole salida para, de nuevo, volver a citarlo. Propinó una estocada entera y las dos orejas merecidas fueron a parar al torero que las paseó sonriente alrededor del albero. Este toro fue aplaudido en el arrastre, resultando noble y bravo. Al sexto que cerraba corrida, un castaño estrecho de culata, al que sólo señalaron el puyazo sin meter ni las cuerdas, le citó desde el centro del anillo dándole un pase cambiado muy ceñido. Luego vendrían tres series por la derecha y otras tantas por la izquierda muy aplaudidas. En un palmo de terreno marcó la última parte de su faena y, pese a recibir un aviso, logró al final una estocada haciendo la suerte tirándose arriba. Recibió una oreja, y pese a la petición, el Presidente denegó la segunda que, como se sabe, es potestativa suya.
El Presidente de esta tarde Félix Feliz, un gran aficionado, ha seguido un criterio de no regalar absolutamente nada a ningún diestro, cosa que parece perfecta siempre y cuando luego se mida a todos los demás con el mismo rasero, por aquello de ser justo y no caprichoso. La plaza de Valladolid tiene un prestigio y eso es lo que debería primar en el criterio de su equipo presidencial. Hoy Félix ha cumplido con creces, con honradez y con justicia por el desarrollo de la corrida y lo visto.
Y esto fue lo mejorcito de la corrida de hoy, las dos faenas de Perera que contó con el mejor lote. Magnífica, valiente, más artística y sobrada la primera y la estocada buena al último de la tarde.
Y completaban el cartel El Fandi y Castella que se enfrentaron a toros de variado comportamiento: El Fandi pechó con el lote del manso y rajado que abrió la corrida y el más serio, brusco y de noble embestida bautizado con el nombre de «graznador» de Olga García Jiménez. Voluntad y ganas en sus dos toros a los que banderilleó el maestro, recibiendo un pequeño golpe en el brazo al colocar el tercer par de garapuyos. David Fandila estuvo como es él: Bullidor, voluntarioso, con ganas de agradar al público. Mal con la espada en su primero y mejor en el cuarto que no acabó de romper, logrando una buena estocada. En los tendidos surgieron los pañuelos, se produjo la petición, bien es cierto que escasa, y al final todo se desenvolvió con ovación y saludos desde el tercio.
Por su parte el monsieur Castella marró en el primero con los aceros, pinchando dos veces y necesitando varios golpes de descabello por lo que el recado en forma de aviso le fue enviado por el palco. Su faena de poca emoción en el quinto, más debido a la falta de raza del toro que a las ganas del francés, y eso que lo había brindado a la concurrencia, pasó con más pena que gloria. Algo más aseadito en el segundo que resultó bravo y aplaudido en el arrastre, pero que se complicó con lo aceros. Recibió unos cariñosos aplausos y silencio por su labor respectivamente.
En fin, corrida de bochorno por el calor sofocante que hacía en la plaza, picando el sol y viendo conformar las nubes de tormenta que ojalá no desluzcan mañana el día de la patrona. No pasará a los anales de la historia la misma, aunque solo recordaremos una estupenda, valiente y entregada faena de un muchacho larguirucho que está volviendo a encontrar el camino del toreo y el sitio que perdió tras aquel percance sufrido en Madrid y se llama Miguel Ángel Perera. El diestro firmó una de las mejores faenas de la feria con un toro sobrero de Hermanos García Jiménez y abrió la puerta grande merecidamente con tres orejas de premio.
Fotos: José SALVADOR
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