Ahora que ha terminado la temporada, bueno es traer aquí aquellos momentos diferentes, distintos, propios y genuinos de los lugares en donde el juego del hombre con el toro protagoniza unos días al año. El ejemplo de Soria en San Juan de junio es más que evidente desde el jueves la saca al sábado agés sin solución de continuidad, en un tiempo que parece no corre como el resto del año, con una novillada sin picadores mañanera, llena de espectacular colorido.
Un buen amigo me ha contado sus peripecias por degustar el Viernes de Toros de Soria cuando por San Juan baila el sol. Allí- me dice- reina la anarquía en toda regla. Ahora bien una anarquía con sentido, barullo, desbarajuste, guirigay de padre y muy señor mío que rompe el orden establecido en todo espectáculo de toros dentro de un recinto como es el de una plaza.
Los toros populares son el gusto de la afición, el desarrollo imparable de la fiesta en todos los rincones por pequeños que sean. Y Soria no puede escapar de unas jornadas jocosas y amenas llenas de ruido, colorido y diversión.
La novillada sin picadores de Soria por San Juan está atestada de personajes que arropan a los toreros vestidos de luces y apurados por la luz y el movimiento de personas y toros. Recordémoslo:
“Hoy estamos en esta plaza de toros para perfeccionarnos en el desorden haciendo las cosas al revés; antinaturalmente. Para reducir nuestra entropía aumentando la energía interna. Para ir -dentro del más puro orden- contra el orden establecido que nos lleva al terrible punto de masa infinita. Para aportar unas kilocalorías al sistema que se enfría. Para duchar el alma con ácido fluorhídrico a ver si quemamos la camisa de fuerza rosa con que a diario la amortajan los tiempos. Para volvernos numantinos, mesnaderos concejiles, piqueros, cistercienses, tratantes de ganado, comerciantes de coloniales, mesoneros y mil cosas más. En parte también estamos para tomar venganza histórica. ¿No nos robaron la plaza ilustrados y toreros hace 200 años?. ¿No establecieron el más rígido protocolo?. Pues hoy rodamos hacia arriba, damos un quiebro a la termodinámica y dirigimos la corrida sin torear, disminuimos la entropía sin aportar calor, desorganizando un desordenado orden.Las 10. Hacen entrada las parroquias perimetrando la circunferencia del coso. Apenas hay nadie en las gradas. ¿Por qué desfilan, si tal cosa se hace para ser visto y no hay nadie que mire? : por amor al ordenado desorden. Las 10. 30. Tratan de salir los toreros. Una turba lo impides. ¿Por qué la afición no les deja hacer el paseíllo si han venido a eso? : por cultivar la matriz inversa a la estándar. Las 10.32: Torero es sinónimo de héroe a cuyo valor rinde culto la afición. Mil aficionados cantan a voz en grito : “… Los toreros que aquí vienen para el Viernes de San Juan; tienen miedo, mucho miedo y no saben torear….” por qué? : porque los toreros pasan tanto o más miedo que nosotros y se lo decimos sin ofenderlos, como el bufón D. Francesillo de Zúñiga a Carlos V. Las 10.35: el ruedo ocupado por mil sanjuaneros disfrazados, se dedica a sus lúdicos negocios sin hacer el menor caso del altavoz que manda despejar. ¿Por qué?: porque practicamos el antidespeje. Inversión de términos. Las 10 y ¡ qué más da!. Sale la torería que no tiene sitio ni en burladeros ni en callejón, pero transige porque conoce el percal Sale abanto el primer novillo luciendo espectacular moña; efímera vanidad, le dura lo que tarda en aproximarse a tablas”…
Muchos aficionados que aún no conocen esta medida del desorden de un sistema con los toros como protagonistas debería conocerlo, entenderlo y sentirlo. Ello les diría que por esa medida de la incertidumbre ante un conjunto de mensajes, sólo recibirá uno: Amor a la fiesta de toros, de otra forma, pero amor verdadero por los toros.
(Gracias a José Ramón Muelas por el subrayado).
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