Al menos esa es la apariencia a juzgar por los resultados obtenidos en las elecciones de ayer en Castilla y León. Parece como si los partidarios de las ganaderías y de los festejos taurinos hubieran entrado con más fuerza, y con mayoría absoluta en el hemiciclo de la Huerta del Rey. Por un lado PP, Vox y el Ciudadano que tuvieron protagonismo hasta ayer en la celebración de festejos, de novilladas, de convocatorias taurinas en pueblos y ciudades como promoción de la Tauromaquia. Porque nadie va a negar, ni puede hacerlo, las obras favorables y de apoyo a los toros que dejó la coalición PP y Ciudadanos hasta que se disolvió la amistad. Todo estuvo en la personalidad de Alfonso Fernández Mañueco quien nombró a Javier Ortega para ponerlo al frente de la Consejería de Cultura.
Hoy, tras el escrutinio y elevación de resultados en las actas electorales, el grupo VOX que se ha declarado siempre estar a favor de la fiesta taurina, de sus tradiciones y de cuanto importa al campo bravo y ganadero de la Comunidad, aletea una esperanza más en que las medidas útiles, que han servido en otras ocasiones para este sector del toro bravo, sigan produciéndose en el nuevo período de sesiones haciendo realidad los proyectos y ya las voces, berridos en algunos lugares, de los antitaurinos radicales se oigan con menos fuerza porque la razón ciudadana les está acallando, silenciando y olvidando y tan solo sus formas se expanden gracias a los recursos de que disponen en los altavoces de medios de comunicación que ven en el relato de pros y contras la forma de mantener ellos su atención ante lectores, espectadores y oyentes.
Causa cierta tristeza ver que un partido como el PSOE en otro tiempo español y defensor de los más desfavorecidos, partidario de los toros, se haya ido por sí mismo y por sus dirigentes fuera del juego de la responsabilidad, del trabajo, del esfuerzo y de la dedicación a las tareas nobles que siempre tuvo encomendadas desde que la transición española echó a andar, impregnándose ahora de un ecologismo extraño, animalismo buenista y otras cuestiones que salen fuera de este breve comentario. Y más teniendo entre sus filas alcaldes y afiliados que aman los toros y la fiesta en sus pueblos tanto o más que muchos.
Si con este resultado, los toros en CASTILLA Y LEÓN mantienen por cuatro años la respiración asistida, bien venidos sean los resultados obtenidos aunque grandes amigos se hayan quedado en el camino, pues digan lo que digan, la gente sencilla, como la del toro que no tiene interés en moquetas y canonjías, nunca se equivoca.
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