Acaba de empezar la temporada taurina y, a poco que nos descuidemos, ya asoma y está a punto en el calendario San Pedro Regalado y por supuesto su hermano en la Corte Celestial, San Isidro labrador.
Por llevar viendo ya algún tiempo, oyendo y sufriendo las cantinelas, recitales de insultos como todos cuantos acudimos a las plazas, en vociferantes proclamas llenas de odio y de ira en contra de la fiesta de toros y sus seguidores por parte de un grupo denominado antitaurino, bien está que los responsables políticos ejercieran de una vez para siempre su actividad reguladora legislativa y establezcan los cauces oportunos para regular e impedir los enfrentamientos entre las personas. De ellos es la responsabilidad no de quienes se indignan o de quienes vocean.
La concurrencia humana a los espectáculos taurinos, a las corridas de toros que, no se olvide, están perfectamente reglamentadas, ordenadas, autorizadas y reguladas, es libre y en un país que se dice libre no se puede conculcar y someter por la fuerza la libertad de los demás. Se dice que sí, que hay que ser democrático y consentir y permitir ejercer el derecho a manifestarse. Pero ¿qué derecho ejerce quien va exclusivamente a insultar con toda la gravedad posible, con todo el desprecio y el mayor agravio a otras personas?. Ninguno en absoluto. Tan solo el de su imposición. Serán muy democráticos de cara a la galería y de libertad sin duda, el que se deje exponer las ideas de cada quisque al respecto de cualquier cosa, pero siempre dentro de un concierto imprescindible de convivencia. Si esta no existe, no hay derecho que valga, hay libertad conculcada.
En esta foto de EFE tienen el brindis de unos antitaurinos por el cierre de la Monumental de Barcelona, privando a los aficionados de aquella ciudad a seguir viendo toros en libertad y entregando su causa y esfuerzo a borrar los toros de la faz de la tierra. Por eso entre los taurinos, el trabajo, el esfuerzo, la lucha, es ardua en uno y otro sentido. De ahí que conviene a todos no dormirse en los laureles, pedir y exigir no se transija ante una petición que ya es alarmante, que se extiende como mancha de aceite y que es preciso contrarrestar.
Me refiero a las autorizaciones gubernamentales de manifestaciones de grupos antitaurinos en los aledaños de las plazas de toros y más concretamente en la de Valladolid, en la misma acera por donde transcurren y llegan los aficionados al coso del Paseo de Zorrilla, en días de festejo. La indignación en unos; el desprecio sintomático más evidente en otros, y la falta de aprecio en todos hasta ahora no han llegado al enfrentamiento entre los partidarios de una u otra idea. Pero si no se pone remedio, cualquier día habrá que lamentar, eso sí para regusto de algunos medios de comunicación televisivos más proclives a contar como noticia la algarada, que a contribuir a que se exponga en ellos la opinión verdadera de una actuación de los grupos llamados ecologistas y antitaurinos en contraposición con los taurinos.
Francia ha dado un ejemplo de regulación de la actividad: Las manifestaciones en las cercanías de las plazas de toros en días de corrida, no pueden celebrarse bajo ningún concepto y en consecuencia no se autorizan. Ese es el camino, a mi juicio, y no otro.
Federación Taurina de Valladolid dice
Fijaos como trata esta jarca al obispo cristiano de Bélgica.La mansedumbre del prelado aumentó el escarnio, el abuso y la humillación.
Esto llega a un punto que hay que decir ¡basta!.
http://www.libertaddigital.com/internacional/europa/2013-04-24/feministas-radicales-agreden-al-presidente-de-la-conferencia-episcopal-de-belgica-1276488403/
Valentín Ruiz de Gauna dice
Totalmente de acuerdo.
En Francia hay una prohibición de manifestarse a menos de 500 metros, en dias de corrida,que se lleva a rajatabla.
Un abrazo.