Leandro, con la herida fresca por la cornada recibida en Toro el domingo día 18, se sobrepuso a las dificultades físicas con una torería envidiable, un deseo encomiable y una aplicación digna de reconocimiento para reaparecer, tras pedir el alta hospitalaria y presentarse en la capital de Cantabria, ante el público que reventó la plaza de Santander con otro lleno hasta la bandera.
El torero vallisoletano toreó tras su percance un ejemplar del hierro del Pilar. Hizo además un auténtico esfuerzo con el toro que salió rebrincado y encastado y que fue mejor y más largo por el pitón derecho. En su brega se observó cierta merma de sus condiciones y facultades, pero no en su torería y exposición.
Se apreció una mancha en la taleguilla a la altura de la cara interna del muslo izquierdo, señal inequívoca que los puntos tiernos de su pierna supuraban, abiertos algunos por el esfuerzo. Pero su sonrisa de siempre cuando paseaba la oreja alrededor del albero, seguía siendo serena. Estuvo muy bien con el primero de su lote, el tercero de la corrida. Con seguridad y aplomo, firmeza y juego de muñeca como él sabe hacerlo. Tras una estocada algo delantera, el público pidió la oreja que le fue concedida.
En el segundo de su lote, que cerraba esta extraordinaria corrida en la que ha alternado con Julián López “El Juli” y Sebastián Castella, Leandro ha demostrado sobreponerse a la dificultad toreando como él sólo lo hace. El ejemplar, bravo y las ganas de Leandro hicieron lo demás. Petición mayoritaria desatendida por el Presidente, con lo que se negó la puerta grande para el diestro.
Esta es la pasión del toreo. Por eso, entre la emoción y la profesionalidad, siempre surge un hito de esperanza que da la medida a estos hombres que se visten de luces las tardes de corrida, con una fe inquebrantable para conseguir el triunfo. ¡Gracias, Leandro, por tu esfuerzo!.
Deja una respuesta