Estupendo, magnífico, aseado, digno, brillante… eran los adjetivos que escuché a la salida del pregón pronunciado en el Teatro Zorrilla de Valladolid esta tarde por Fernando Fernández Román ante un público entendido y aficionado que le ovacionó al final de su intervención cálidamente. El acto se enclavaba como anuncio, primer clarín, primer sonido, el descorrer los cerrojos de la feria taurina de Valladolid denominada «Valladolid con la fiesta», aunque más habría que decir «Valladolid por la fiesta», y la presentación de dicha feria por parte de VALTAURO, la empresa de Gallego y Matilla organizadora del acto, quien regaló a todas las mujeres asistentes un clavel reventón, rojo como la muleta del torero, llenando de colorido y belleza sentida las butacas del Teatro Zorrilla.
Fue presentado el pregonero, arquitecto y viejo crítico taurino de televisión española y radio nacional de España por Enrique Cornejo, el actual director gerente del recinto teatral situado a la abrigada de los soportales de la Plaza mayor de Valladolid, el escenario de toros y acontecimiento para la vida de la ciudad en otro tiempo.
Después Fernando Fernández Román, uno de Valladolid, que lo mismo levanta pasiones que ampollas, que cariño y rechazo como todo hombre, pronunció un pregón lleno de historia, emotividad y prestigio para la fiesta de los toros, tan íntimamente unida por otra parte, a la ciudad del Pisuerga. Una primera parte histórica recorriendo las vicisitudes acaecidas en el siglo XVII cuando Valladolid fue la ciudad de la corte de España y el halo de significación para el mundo que tuvo su proyección internacional.
Después Fernández Román partió la sandía del análisis certero y leal con la fiesta así como por las vicisitudes que atraviesa pidiendo al estamento torero, ganadero y empresarial unidad, pureza y orgullo para que el aficionado vuelva a emocionarse con este singular arte humano que ha trascendido no ya los años sino los siglos.
Fernández Román cuando acabó su disertación dicha con verbo recio, pulido y dicción modulada, como si fuera el protagonista de la función vista, fue despedido del escenario con un largo aplauso, agradecido y emocionadamente leal por cuantas personas le habíamos escuchado.
Tras de lo cual sería Ángel Gallego Rubio quien hizo la síntesis del programa preparado por VALTAURO la empresa que en estos momentos rige la explotación del coso del Paseo de Zorrilla anunciando varias medidas encaminadas para atraer espectadores a los tendidos. La más espectacular, sin duda alguna será la entrada gratuita para los menores de 18 años a las novilladas de promoción y un abono para todos los festejos de San Pedro Regalado por importe de 25 euros. La plaza se abrirá también para celebrar conciertos, exposiciones y actos culturales durante el resto del año.
Cerró este pregón el alcalde de la ciudad Javier León quien dijo que la fiesta de toros no es de derechas ni de izquierdas, pues ella misma en sí concita personas de toda condición social e inclinaciones políticas. Recordó a Arsenio Lopez Huerta, anterior delegado del Gobierno, y a Pío García Escudero como los dos exponentes de la política rival y diversa, que fueron y son grandes aficionados y que a él le inculcaron muchos conocimientos de la tauromaquia.
Y al final, en el vestíbulo de la entrada, saludos con amigos, intercambio de palabras atropelladas porque como todos los taurinos se quiere abarcar mucho, pero apretar poco, y el recuerdo de un pregón dicho magistralmente por un vallisoletano que, además fue sobrino de un cura de Santa Eufemia del Arroyo, inolvidable amigo mío, Don Ismael Rodríguez Paniagua, que me inculcó el interés por la consulta de los papeles y archivos parroquiales de Tordesillas en busca de noticias de toros y de otras cosas que me han servido en mi vida. Enhorabuena Fernando, y gracias por tu pregón.
(Fotos de Miguel de CASTRO)
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