Y llegó Diego Ventura a Valladolid para cerrar la feria de Nuestra Señora de San Lorenzo con sus caballos, su práctica del bello arte del rejoneo y su pizquita también de desaire y autor de una acción que no debe hacer nunca un caballero. La cara estuvo en su triunfo rotundo y merecido ante el quinto toro de la tarde, un ejemplar llamado «betunero» del hierro de Carmen Lorenzo, al que cortó dos orejas y un rabo muchos años después de algo similar, tantos que ni yo recuerdo cuántos pero seguro que algún compañero lo tendrá en la libreta. Diego lo hizo todo bien. Pero la cruz estuvo una fea acción al arrojar la oreja del segundo de la tarde con desprecio la que la Presidencia premió la actuación, esta vez ante el de San Pelayo llamado «volandero«, por considerar demasiado poco bagaje el conseguido. Y así aunque la categoría solo sea una anécdota, hay que recordar que el Presidente de la corrida, en esta ocasión Manuel Gutiérrez Villar, actuó como debe hacerse, fijándose en el requerimiento del público, en la actuación hecha por el diestro o rejoneador en su caso y en su propia decisión. La verdad es que Diego Ventura estuvo hecho un soberano centauro en el quinto, lidiando perfectamente y matando en todo lo alto, y bien, sin demasiadas alharacas, en el segundo de la tarde. Se ve que los silbidos fuertes y excesivos de alguno de los miembros de su cuadrilla, antes de llegar el arrastre, encrespando al público para que de forma alborotada pidiera la oreja con más fuerza, al no ser concedida por el Presidente, causó la indignación y el rechazo en el rejoneador. El cual no necesita de estas acciones para demostrar que tiene el talento, la gracia y la torería que atesora por arrobas.
Puerta grande por tanto merecida para Diego Ventura a quien acompañó Leonardo Hernández, el fino y elegante caballero, tras cortar dos orejas, una a cada uno de sus enemigos por una lidia entonada, firme, muy a la española, con un rejoneo clásico y perfecta doma de sus caballos.
Quien no pudo acompañarles fue el rejoneador de Rueda, Sergio Vegas, que está como si no éstuviera aún al cien por cien de sus facultades para la doma y el mando de su cuadra de caballos, tras el percance sufrido hace un par de meses en Granada. En su primero dio la vuelta al ruedo y en su segundo que fue devuelto, tras banderillearle, porque se rompió una articulación en una de las patas, pese a que el animal había saltado al ruedo perfectamente. Durante la lidia se desgració y la Presidencia ordenó la devolución a los corrales al toro titular de San Pelayo y mandó soltar el sobrero de San Mateo, ganadería hermana y del mismo propietario y encaste.
Y así, con un triunfo espectacular y rotundo de Diego Ventura acabó la feria de Valladolid. Los espectadores han pasado buenos ratos durante una semana entera de toros en la que el tiempo ha sido espléndido y soleado, se han otorgado demasiadas orejas y se han visto faenas de auténtica belleza y torería, tanto a pie como hoy, a caballo.
Fotos: José Salvador
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