Ya están los carteles de las ferias más cercanas en la calle: Palencia, Valladolid y Salamanca, además de esos pueblos que también celebran con corridas de toros sus fiestas patronales como Roa, Vitigudino, Guijuelo o El Burgo de Osma por citar algunos de ellos.
No obstante, por aquello de hablar o de opinar de la que nos pilla más cerca, la de Valladolid, es el argumento que bien podría aplicarse a las demás e incluso a todas las convocatorias.
Y lo haré primero con un razonamiento que creo irrefutable: Las empresas que organizan las ferias lo hacen para, al menos, no perder dinero sino ganarlo. Las entradas tienen un precio que unos consideran elevado, otros ni lo mencionan por aquello de seguir accediendo a la plaza de baracalofi y compañeros de medios y portales de comunicación, radio, prensa, televisión, que desplazan a sus representantes acreditados por los responsables mercantiles de cada lugar, a cambio de su difusión. Y luego el público espectador, aquel que se acerca a la plaza a ver una tarde de toros, a varias, las que sean, en su ciudad abonando su boleto tras pasar por taquilla.
En segundo lugar la Feria de Valladolid ahora mismo trae lo que quien dirige y gestiona la misma considera más viable económicamente para su cuenta de resultados, cuestión que se suele respetar cada vez menos entre aquellos que se llaman «aficionados» y no quieren ni oír hablar nada más que del remoquete del «sistema» que los ahoga, que les impide aparecer en un cartel o que no llegan a intervenir tanto como ellos desearían.
Unos piden la presencia de un torero, otros la del de aquí; algunos se lanzan como aficionados y ponen en un papel sus pretensiones y apetencias más favorables para ellos o sus amigos… En fin opiniones todas muy respetables pero sin soporte luego en la realidad.
Una cosa sí que vengo observando en el coso del Paseo de Zorrilla. Y es que desde que la actual empresa lleva la plaza de Valladolid, han mejorado las entradas, los llenos, la participación de espectadores, de público ocupando su sitio en el tendido. En consecuencia, ¿para qué van a cambiar si la fórmula les da resultado?.
Claro que a más de un aficionado le gustaría ver una corrida de, por ejemplo, Prieto de la Cal, Navalrosal, Miura, Pablo Romero, Raso de Portillo, J. Luis Fraile, Valdellán en Valladolid, aunque mucho me temo que gusta más la presencia en el ruedo de los Cayetano, Manzanares, Morante, El Juli, Roca Rey o Ponce porque gran parte del público vallisoletano prefiere ver al personaje torero antes que al toro, por cierto una cultura que ha ido cambiando con el tiempo o la han ido cambiando entre unos y otros.
La Feria de Valladolid es la que es y no otra porque los tiempos cambian y sobre todo adelantan que es una barbaridad. Por eso, crítica sana, sí, pero fundamentalmente con respeto ante todo hacia las decisiones adoptadas de quienes se juegan los cuartos, que predicar en barbecho está muy bien pero predicar y dar trigo ya es otro cantar y aunque las malas lenguas hieren como cuchillos afilados, la Feria de Valladolid, como la de Salamanca o la de Palencia o la de cualquier pueblo son producto de un trabajo y de unas decisiones que siempre se deben respetar.
Fotos: Pablo ALONSO y FERMÍN Rodríguez
Andrés dice
Totalmente de acuerdo. Es una pena pero es la realidad.