El otro día con motivo del homenaje a Julio Robles en la plaza salmantina de la Glorieta todos cuantos allí estuvimos pudimos apreciar los berretes, las escorrentías de pintura roja con que habían manchado la cara y parte del traje de Santiago Martín el Viti los siempre mal nacidos antitaurinos, miserables llenos de odio y a los que es preciso combatir con mucho más ahínco, arrojo y dedicación que hasta la fecha. La indignación surgió espontáneamente en quien se fijaba en la estatua que acaricia la Glorieta junto a la de Robles y a la del Capea, fijándose en el toro bravo, símbolo más que singular, genuino, propio y amado que aparece encampanado en su pedestal de piedra.
Por un lado, recordaba la tamaña canallada del intento de exhumar el cadáver de Julio Robles en su tumba del cementerio de Ahigal de los Aceiteros, cuando ni en las peores guerras se atacan los cementerios y de donde nunca se recuperó el busto en bronce del torero. Lamentos y golpes de pecho, actos de homenaje en el mismo pueblo protagonizado por la asociación de Mayorales y de varias instituciones relacionadas con el toro y poco más. Y por otro, ahora de nuevo la estatua de El Viti, el embajador plenipotenciario de la Tauromaquia de nuestra tierra, pintarrajeada de pintura roja, manchada, afeada,deshonrada, para risa de sus autores que viven en la obsesión permanente de imponer a los demás su criterio.
Me cuenta Paco Cañamero que a Don Santiago Martín El Viti que ha mantenido el porte, la distinción y la elegancia natural en todo momento, «Le han pintado la estatua ya tres veces. Unos antis le han gritado a las puertas mientras participaba en un acto y al finalizar lo torearon. Han cogido la costumbre de torearlo en la calle y llamarlo asesino como sucedió en una jornada taurina que celebró la Facultad de Ciencias Sociales. ¡Lo que tiene que aguantar el hombre!». Y eso es un síntoma más que evidente de la personalidad y del comportamiento de estos avezados talibanes del antitaurinismo que serían capaces, si llega el caso, de ametrallar a las personas impunemente. Al menos, ya lo hacen desde la palabra.
La vergüenza más que grande, gigantesca, por estas acciones en las que el comportamiento humano se transforma en inhumano, es olvidar el respeto a los mayores, el lema agustiniano de «ama y haz lo que quieras» se transforma por arte de birlibirloque en «odia y haz cuanto se te ocurra» por lograr tus fines, conseguir tus objetivos y lograr la propuesta del inmediato deseo.
Que miembros de la sociedad actúen así con los mayores es una sociedad enferma, necesitada de catarsis, de regeneración y limpieza, porque unos en aras de una libertad entendida como libertinaje hacen de su capa un sayo y se ponen el respeto, la educación, la honra y la verdad por montera. Cuando esto sucede, si la sociedad, taurina y en general, no reacciona es el síntoma de su misma degradación.
R.Martin. dice
Un respeto a la historia de España, a la persona del Viti, que con su presencia da prestigio a su Tierra Salmantina. Ojalá los que tratais de desprestigiarle aportarais una milesima de orgullo y de futuro en comparación con él.
guillermo uribe camacho dice
Esos toreros de gran personalidad y que han dejado una profunda huella, tanto como toreros y como Hombres, por este hecho: Merecen todo el respeto y admiración. Ya no digamos en los quehaceres taurinos. Que se aplique todo el rigor de la ley, a quien les falte.