Andan los resúmenes del fin de semana pasado con los toros dados en distintos lugares, gracias al esfuerzo puesto encima de la mesa por un ramillete de empresarios taurinos que tiran de su aportación para recuperar la fiesta y los toros para que vuelvan a correrse en los cosos, abriendo las plazas apolilladas y cerradas a cal y canto durante un año muy triste y muy desgraciado.
Los carteles, confeccionados al gusto de quien los paga, coordina y prepara han sido más que dignos, resueltos con bien y en actitud positiva y si no se está de acuerdo, ahí radica la actividad para que quien lo desee pueda ponerse en el pellejo del organizador.
Todos, unos con más sentido que otros, criticamos a veces una actividad tan dura y complicada queriendo sea hecha a nuestra forma y manera, eso sí sin arriesgar ni un euro, ni un duro como se decía antes, dando muestras de pontificar teórica para que otros lo hagan práctica.
La actividad taurina realizada hasta la fecha por la Fundación del toro de lidia es una de las más importantes en cuanto a número de festejos y en cuanto a promoción novilleril, programando festejos en los que quienes quieren llegar a ser toreros tengan su oportunidad. Pero no podemos olvidar el esfuerzo y decisión hecho en Mayo en Vistalegre por Funtausa, Funciones taurinas, con un San Isidro espectacular que no fue refrendado como debiera por el público, produciendo más de un quebranto económico al empresario que lo puso en escena con toda su valentía y ejemplo. Más que nada porque era comienzo práctico de temporada y aún andaban las disposiciones sanitarias ejerciendo condicionamiento al espectáculo.
Valladolid al rebufo de un San Pedro Regalado tardío por razones obvias de las circunstancias sanitarias, también puso negro sobre blanco su escrito de toros.
No se puede dejar de lado a Córdoba donde José María Garzón consiguió un éxito sin discusión alguna y una organización repetida luego en Santander en la feria de julio de gran importancia mediática y de interés y dentro de poco en Málaga. Y mientras tanto, Sevilla no abre, tampoco Madrid salvo para el festival del 2 de mayo y Dios quiera que para la feria de otoño, ni Valencia, ni Pamplona, ni Huesca, ni Bilbao…
Menos mal que otro empresario joven, Alberto García, con su Tauroemoción está llevando el agua del molino de la decisión para muchas plazas a seguir dando toros dentro de sus posibilidades. Y Palencia resurgiendo con Salamanca con los Chopera y Gijón con Zúñiga. Ellos, y otros más pequeños pero tan llenos de afición y deseos como todos, no se han olvidado de su imprescindible función para que siga habiendo toros en España, esas funciones taurinas plenas de alegría, emotividad, historia, valor, gracia y emoción que no quieren perder de sus vidas.
Y por ello, hay que reconocérselo sinceramente.
Foto: ARJONA
Grana y Oro, último programa resumen
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