Venía en el esportón de un torero de Salamanca, esperanzado, recién recuperado de una lesión de huesos de cristal, ilusionado y con las ganas de abrirse camino, el aplomo y el ansia de formar parte de la baraja torera que lucha por ferias y dehesas, campos, pueblos y ciudades llevando el arte de torear con toda la verdad y el sentimiento como método primordial de su vocación. Alejandro Marcos Iglesias, torero por la gracia de Dios y su voluntad ha gritado hoy ante un público que se lo reconoció que tiene sitio en su ansia de juventud por su toreo pausado, poderoso, lleno de sensaciones y verdad.
Y de ello me alegro sobremanera, no ya por la marcha que lleva ese equipo profesional con Jorge Manrique a la cabeza de apoderado y mentor, sino y sobre todo porque a este muchacho es de los que vi empezar desde su tiempo de niñez en la escuela taurina de Salamanca.
Hoy ha demostrado bagaje sobrado para dar cuenta de dos ejemplares de los Hermanos García Jiménez en la penúltima corrida de la feria de Santiago con aplomo, arte, dignidad, clase y sabor. Ha cortado una oreja a “empedernido” y otra a “durazno”. Comenzó su faena doblándose por bajo ante un toro manso y rajado, logrando algunos momentos de intensidad. Al entrar a matar, consigue una estocada entera, pero recibe un golpe del animal que por poco no le causó una seria desgracia. Los espectadores vieron cómo este joven torero despertó la anodina tarde. En el que cerró plaza hay un quite extraordinario del torero salmantino. Cita de largo en los comienzos de su faena, alegrando la embestida del burel. Está tan firme y poderoso que el toro se raja al verse podido. Hay unos naturales bellos y dibujados, hasta que el animal se va a las tablas donde se produce el desplante final tirando los trastos. Pincha y a punto está de cortarse al resbalar el brazo con la espada. Estocada y otra oreja pedida con pasión por el público. Y así, felizmente y contento, satisfecho y aplaudido salió por la puerta grande.
Morante de la Puebla protagonizó una escandelera monumental al no querer ni ver a los toros que le habían correspondido en el sorteo, especialmente el cuarto de la tarde, un castaño que mereció otro trato y tal vez otra vara. Pero con “boticario” ni lo intentó. El público grita:”fuera”,”fuera”y el escándalo alcanzó proporciones casi bíblicas por la salida entre atronadoras soflamas que salían del normalmente bueno y comprensivo público de Santander.
Con el “ateo” que abrió plaza, un inválido que se desgració en dos volteretones fue imposible ni ver ni gastar el toreo de este singular diestro. El toro quedó muerto en pie y lo despenó de una estocada entera.
Mal rato ha pasado hoy Morante en Santander como acreditaba su palidez y mirada seria y fruncida. Bien es verdad que los toros no fueron como él y los espectadores esperaban.
Y Manzanares con un segundo de la tarde; flojo de remos, pese a dejarlo crudo en varas, la falta de fuerza impidió el lucimiento de Manzanares. Luego vio como le mandaban al corral el “esaborio” de Olga Jiménez. Aquí se lució el cabestrero para meter al devuelto en el toril de nuevo. El sobrero tampoco acompañó al diestro alicantino, pues el animal se caía y como el horno no estaba para bollos, una estocada y salió a saludar al tercio.
En fin. Hoy una corrida desrazada y floja de los Hermanos García Jiménez, ayuna de fuerza y aunque un toro derribó por error del picador al caballo, lo único que hemos visto han sido la gracia, ganas y la actitud en sus faenas de un joven torero De la Fuente de San Esteban.
fotos:PABLO ALONSO
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