Se cerraron las puertas de la plaza de Valladolid un año más, una temporada más en la que la empresa VALTAURO recogió el testigo de su explotación económica a principios de año y encarar una concatenación de festejos que resultaran atrayentes y demandados para el público.
Los empresarios taurinos Teodoro García “Matilla” y Ángel Gallego Morán han puesto su esfuerzo, su trabajo y su modo de hacer las cosas encima del albero para disfrute de la afición, confeccionando los carteles con lo mejor que había en el mercado, al menos dentro de la perspectiva del espectáculo taurino, arriesgando tiempo y dinero, tal y como hacen los empresarios que se dedican a dar toros por pueblos y ciudades en días de fiesta.
He tenido la ocasión de hablar personalmente alguna de las tardes de feria con Ángel Gallego Rubio, el hijo y joven empresario de la empresa vallisoletana, ante la presencia de público en los tendidos para asistir a los diversos festejos y atraer a las nuevas generaciones a la plaza para que vean, conozcan y saboreen la singularidad de la fiesta de toros. En esta ocasión, y para la feria de Nuestra Señora de San Lorenzo, la empresa ha dejado puertas abiertas a todos los chicos y chicas que querían acudir a la plaza a las novilladas de promoción, tres importantes festejos a juzgar por su desarrollo artístico, así como un abono a precio simbólico para todos los días de la feria septembrina. De esta forma la presencia de jóvenes mozalbetes en los tendidos ha sido una de las notas a destacar. Porque se mire como se mire, es preferible que los tendidos den sensación de completos antes que sólo se pueda ver piedra de graderío en ellos.
Pese a que algunos hagan creer a los demás que la fiesta de toros no está de moda en estos momentos, la realidad es que está perseguida y queriendo ser proscrita y borrada de la memoria colectiva por personas y medios de comunicación que deberían dedicar sus esfuerzos a menesteres más productivos y menos causantes de encontronazos de unos con otros.
El balance de la Feria de Valladolid, uno más, sin haber logrado ningún cartel llenar absolutamente las gradas, ha sido positivo. Así, salvo en los cortes de novillos, tres cuartos de plaza en algunos festejos, los más significativos sobre el papel, y pare usted de contar. Todo ello hace buscar medidas, alternativas, apoyos y esfuerzos para completar el espectáculo, seguido por mayoría de público, ansioso de asistir, contemplar, aplaudir y participar en las corridas de toros.
La empresa VALTAURO aquí en Valladolid ha hecho su trabajo en un primer año de desenvolvimiento administrativo del coso. Ha trabajado duro por dar un producto bueno al espectador, conociendo las dificultades por las que atraviesa en estos momentos la economía de entidades y particulares, y buscando la mejora del espectáculo en una ciudad como es Valladolid en la que mantiene sus raíces, principios y razones para trabajar más y mejor. Así lo entiende Ángel Gallego Rubio, el más joven del equipo directivo de VALTAURO y así lo está demostrando la Entidad día a día, festejo a festejo y jornada a jornada.
Nuestro deseo a la par de ánimo, apoyo y enhorabuena por su trabajo, agradecimiento sincero por las atenciones recibidas.
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