Nada menos que 474 años después se hizo efectivo el Acuerdo del Ayuntamiento de Tordesillas adoptado el 13 de junio de 1548 cuando decidió: «Que en San Juan se corran los tres toros y el pan se venda a nueve maravedís el cuartal».
Larga la adopción moderna de aquel acuerdo como larga fue la jornada de la suelta de tres ejemplares, bravos y encastados de «Los Palacios», «Jaragua» y «Fuente Ymbro» con el nombre de «francesito», «siciliano» y «fanfarrón», pues dio comienzo la suelta a las 7,30 de la tarde y se prolongó hasta algo más de las 9,30 de la noche.
Cortes en el asfalto a los toros, vuelta para atrás e idas y venidas fueron contempladas desde el recinto amurallado y atalancados instalados al efecto. Una tarde entretenida y emocionalmente gustosa para cuantos tienen a los toros en su perspectiva de vida y entretenimiento.
Se ve que la pausa para llegar a toriles por los ejemplares echados en honor al santo no quisieron bajar el dedo, en su caso el cuerno, con presteza sino que lo fiaron largo y tendido pues ya se sabe que tratándose de toros ni hay tiempo ni ocasión para ofrecer lo que las personas quieren, sino que son los fieros y bravos animales quienes disponen del tiempo y del viento.
En las fotografías realizadas por Miguel Milán y la Plaza de toros de Tordesillas algunos momentos de la tarde, a la salida de los bravos cornúpetas.
Y mientras los bares reponiendo cerveza, vino y refresco porque la muchedumbre reclamaba atención y servicio.
Un día importante rescatado de la historia tordesillana del ayer, los toros de San Juan a la vista de los miradores de la Villa y sus cresterías. Ojalá que el que apuntaba al Cordero de Dios siga con el dedo enhiesto señalando el camino a los toros en Tordesillas.
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