Entramos en la última etapa, en el final de la temporada taurina con estos días cuando ya la uva está vendimiada y las hojas de los árboles caen de las ramas en una música singular y única de la estación del viento y del silencio. Es Octubre, tiempo de aradas y cubriciones y los pitidos de los toros van a entrar en letargo casi como el tiempo, preparándose para los fríos del invierno. Sin embargo aún quedan algunas ferias por nuestra tierra de Castilla y León, a falta de echar el cerrojazo final a una temporada que ha tenido de todo como en botica y de la que tiempo habrá para hacer balances en tertulias, mesas redondas, reuniones y debates taurinos siempre en aras de mejorar una fiesta y buscar lo mejor para atraer al espectador, al aficionado a las plazas de toros, a los pueblos, a las ciudades a presenciar el rito mágico que es el enfrentamiento de un hombre con un toro bravo.
Dos localidades de Valladolid, Olmedo y Mojados echan el cierre con sus ferias. La primera organizada en esta ocasión por un empresario que ha dado el paso adelante en estos menesteres. Se llama Constantino Perrino y por primera vez se asoma en la ciudad del caballero para dar los toros en honor de San Miguel y San Jerónimo: Encierros populares, probadillas, cortes y una corrida concurso de ganaderías, única en estos lugares y atrayente sobre el papel por las reses a lidiar harán que el aficionado tenga una cita en Olmedo el día de San Jerónimo, el próximo domingo a partir de las cinco y media de la tarde con Joao Moura en el cartel junto a Manuel Escribano y Esaú Fernández, dos toreros sevillanos de extraordinaria proyección, que están contratados para la ocasión.
Olmedo, por tanto merece una visita, un reconocimiento y un aplauso por el esfuerzo hecho para dotar de algo más un programa festivo que gira alrededor de los toros como no podía ser menos en nuestros pueblos.
Y sin solución de continuidad, cierra Olmedo el portón y lo abre Mojados en honor de Nuestra Señora del Rosario. Aquí es Mariano Jiménez el encargado de servir la feria taurina en la monumental de las Ventas de Valmojados, formidable plaza de fábrica con que cuenta la localidad que se levanta en la ribera del río Cega. Mariano, quien fuera importante y reconocido matador de toros, desgraciado de la profesión por una fea cogida de un toro en la plaza de Madrid, lleva las riendas de una feria taurina de lo más espectacular.
En esta ocasión Mojados va a dar como plato fuerte una corrida del Raso de Portillo, toros de Gamazo que serán al fin probados y toreados a pie por dos matadores en la cúspide de la torería: Uno que lo va a hacer como despedida del toreo en activo, Antonio Barrera, anunciada hace escasas fechas. Y otro, valiente y entregado como él solo, torerazo, profesional hasta la médula, como es Javier Sánchez Vara. Completa la terna el rejoneador portugués Joao Moura, uno de los cavaleiros portugueses, hijo del gran Moura, que cuenta sus intervenciones con salidas a hombros de la plaza.
Casi cuarenta años después la provincia de Valladolid tiene un escaparate único para ofrecer y enseñar el producto de sus reses bravas, duras y encastadas, como los toros de Raso Portillo que pastan en los salitrosos pastos de los salgüeros de Boecillo. Toros espectaculares, en el tipo santacolomeño, de variada capa, bien presentados, cuajados, fuertes y enteros y verdaderos que darán la medida de una ganadería propiedad de Íñigo Gamazo y su familia. honra de la cabaña brava de Castilla.
Y termina el periplo a mediados de Octubre, el día de Santa Teresa, con la honra a la santa de Ávila de los Caballeros en otra corrida mixta para dar gusto a todo tipo de espectadores. En esta ocasión son los toros de Jesús Hernández de los Bayones los que serán lidiados por José Ramón García «Chechu» y Arturo Saldívar en lidia ordinaria y por Raúl Martín Burgos a caballo.
Avila, donde jóvenes empresarios como Ángel Castro y Nacho Matilla completan un tándem vigoroso, en la empresa Servicios taurinos del Duero, que intenta hacer las cosas con propiedad y acierto, contribuyen así a festejar a la santa más torera de nuestra tierra. Y para recordarlo nada mejor que traer a colación la anécdota de cuando llegó a Medina del Campo un día de San Antolín en el que se corrían toros por las calles, en los populares encierros, y tuvo también ella que correr y refugiarse, tomando el olivo, a cubierto en talanquera de palos, para evitar la embestida de los toros bravos. Y ella misma lo cuenta en su libro de las Fundaciones para no quedar por invención ni mentiroso.
En fin Ángel Castro y Nacho Matilla acercan a los abulenses un espectáculo taurino como no podía ser de otra manera. De ahí que los aficionados deben acudir allí y entonar en su interior el «Gaudeamus igitur» por una temporada más que termina y echan el cierre a la fiesta más entrañable, más bonita y más espectacular que existe en España.
Todo preparado que ya están aquí Olmedo, Mojados y Ávila. ¡Suerte a todos y ánimo!.
Fotos: José Fermín Rodríguez y Archivo
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