Cuando El Nacional esperaba en la capital de Soria la llegada de la Feria del Pilar de Zaragoza e ir allí a mostrar lo que podía hacer con su capote y muleta, encontraría la muerte en la Plaza durante la corrida en honor de San Saturio no entre las astas de un toro sino en forma de un botellazo lanzado por un aficionado disgustado con lo que estaba viendo, nadie hubiera imaginado, ni muchísimo menos que la evolución de las cosas y de los comportamientos saliera fuera de los ruedos y no dentro como sucedió en aquellas vísperas de El Pilar.
Mucha plaza esta de la Misericordia, acogedora y hospitalaria en todo momento, con gente buena, entregada, apasionada, maña y conocedora de entresijos en sus tendidos cubiertos por el manto y el velo anti inclemencias lo que garantiza en todo momento y haga como haga la celebración del espectáculo taurino.
Porque en Zaragoza los toros son un auténtico espectáculo. Y además lleva unidos a unos y otros, a todos, los del torero profesional y los toreros populares de cortes, recortes, acciones, emociones y sustos cuando hay una res brava en el ruedo.
El mismo día de La Patrona de la Guardia Civil, la menuda, taumaturga y venerada Virgen del Pilar, se celebró la gran final del Campeonato de España de recorte libre con la presencia de nada menos que cinco cortadores vallisoletanos: Eusebio Sacristán ‘Use’, de La Seca; Cristian Moras y Jonathan Castaño, ambos de Medina del Campo; Óliver García, de Íscar, y Pablo Martín ‘Guindi’, de La Pedraja que pusieron su arte, preparación, su majeza y su valor frente a los toros en puntas de La Campana y de Palha. Todos ellos entre los mejores de España. El gato al agua se lo llevó “Use” que además vio cómo su compañero contrincante Cristian Blanco era cogido por lo que tuvo que ser atendido en la enfermería de la plaza.
Atronó la gran ovación de toda la plaza, llena hasta la bandera, reconociendo el mérito de este gran cortador de la Seca.
Y no me olvido de la faena impresionante, cumbre, espectacular, sinfónica, dominadora, genial de Enrique Ponce a un toro de Juan Pedro Domecq; el brindis emocional y sincero de Cayetano al pequeño Adrián, “te vas a curar, valiente. Lo brindo porque merecemos de las demás personas como mínimo el mismo respeto que le demostramos nosotros al toro y lo que representa”; los naturales excelsos, clásicos y templados de David Mora a un toro de Victoriano; la dureza sin trampas y la verdad de una fiesta en Javier Jiménez y en el subalterno Rafael Limón y la superación del dolor y de la dificultad en un Juan José Padilla inconmensurable, entregado, torero.
Zaragoza, la última de las plazas españolas de primera, ha bajado el telón de su función anual de toros. Allí ha estado la empresa SIMON CASAS PRODUCTION, con Nacho Lloret y el resto del equipo, poniendo de su parte cuanto mejor saben y pueden para hacer llegar a todos los aficionados y público en general una muestra torera y taurina de primer orden. A nosotros personalmente nos han atendido, como lo vienen haciendo otras empresas importantes del mundo taurino, para llevar a nuestros lectores las impresiones, los detalles, las crónicas, la difusión y el fomento de una fiesta como es la de los toros, plenamente actual y grandiosa, emocional, bella y con un significado pleno para muchas personas. Por eso y porque de ser bien nacidos es ser agradecido, que aquí quede constancia.
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