Aquellos tiempos en que cualquier pueblo por pequeño que fuera programaba y realizaba una corrida de toros, pese a los elevados gastos que supone en todos los sentidos, animados por los fondos económicos que entraban por otros conceptos en las arcas municipales y los siempre condescendientes alcaldes y concejales de festejos que veían a su pueblo en el centro del punto de mira informativo, flores de un día, aunque solo por unas horas, aquellos tiempos digo han pasado a mejor vida. Y ahora la organización tiene que aprender a reestructurar y a cimentar el edificio sobre una piedra más robusta que el deseo, el capricho y la notoriedad inmediata.
Todavía en muchos de nuestros pueblos la tradición taurina pervive pese a los ataques furibundos externos y a veces internos y el sentido atávico de atractivo que son las fiestas de toros sigue en la mente y en la vivencia de muchas personas, más de las que todos pensamos y menos de las que nos dicen. Pero los momentos de dificultad que han llegado a todo el mundo empresarial, y como no, también a las mercantiles taurinas, ha obligado a reconducir la situación al cauce que puede estar mejor sostenido.
Los dos ejemplos reales y evidentes que traemos hoy son los dos festivales programados en la provincia de Valladolid, y más concretamente en las localidades de Zaratán y de Sieteiglesias de Trabancos. Sus gentes, como las del resto de los pueblos vallisoletanos, siempre han gustado de correr toros en los días de las fiestas patronales. Hasta tal punto esto es así que uno de los alcaldes que estuvo más años al frente de un Ayuntamiento provincial llegó a decir públicamente: «La fiesta de los pueblos sin toros, son una fiesta muerta».
Cierto que quienes no utilizan un servicio determinado existente porque no les parece bien o porque no desean hacer uso ni es de su interés también deben hacer frente al gasto originado tal vez más que quienes lo usan y ejercen. De ahí que haya colectivos que eleven su voz contra la fiesta de toros. Pero puestas así las cosas también hay otros que podrían elevarla frente a los abusos, las apropiaciones, las miserias, los deportes, el teatro, la música, las verbenas, los cohetes o cualquier tipo de subvención cultural.
Pero a lo que íbamos con Zaratán y Sieteglesias. La alcaldesa de la primera localidad Susana Suárez y su equipo municipal junto a la empresa Ceber Tauro han preparado un festival taurino con la presencia de dos toreros del denominado tipo mediático, Emilio de Justo y Julio Benítez «El cordobés» que se las verán con reses cacereñas de Carmen Valiente. Mientras que María Dolores García, primera edil de Sieteiglesias de Trabancos junto con la empresa palentina Albero Norte, han preparado otro festival torero con los diestros David Luguillano y Raúl Alonso que se las entenderán con reses de Vistalegre.
Estos dos pueblecitos vallisoletanos ponen también de su parte por apoyar la fiesta de toros en su vertiente menos ruidosa al no contar con espadas de fama, dinero y gracia en sus carteles, pero sí que lo hacen desde una perspectiva mucho más firme, real y con posibilidad de resultados, controlando el gasto, ejerciendo con algo mucho más factible que una pretenciosa corrida de toros de elevada cotización y de imposibilidad real para llevarla a cabo.
Sieteglesias y Zaratán, Zaratán y Sieteglesias tienen entre sus calles muchos ciudadanos que gustan de la fiesta de toros, creen en ella y hacen las cosas con sentido práctico. Ellos son dos ejemplos de lo que se debe y no se puede hacer. Ya solo queda que se programen novilladas sin picadores para los chavales que empiezan.
Federación Taurina de Valladolid dice
La presentación del cartel de SIETEGLESIAS DE TRABANCOS se hará en la sede de la Peña taurina «Afición vallisoletana» el jueves días 19 a las 8 y media de la tarde, en Valladolid junto al Teatro Calderón.